MinHacienda, Ricardo Bonilla, criticó el crecimiento económico ‘al debe’ y explicó el anuncio de la petición que le harán al FMI con la deuda

Un nuevo debate surgió en Colombia tras el trino del presidente Gustavo Petro, en el que le pidió al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, que hable con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para que se renegocie el crédito de corto plazo que tiene el país y que, a juicio del mandatario, le amarra las manos al Gobierno para hacer inversión en la política social.

Durante el Congreso de Asofondos, el ministro argumentó las razones por las cuales dicho anuncio, que de inmediato puso a hablar a los expertos sobre los riesgos de que Colombia termine como Argentina (endeudada hasta más allá del tope), tiene que ser el camino a seguir.

Bonilla reiteró que el Gobierno recibió muchas deudas, varias de las cuales ni siquiera estaban contabilizadas como tal. Una de ellas es la que se relaciona con el hueco que se generó por congelamiento de las tarifas de los combustibles. También mencionó la opción tarifaria que se usó para aliviar el bolsillo de la gente en la época de pandemia, con los recibos de los servicios públicos.

Esos dos hechos no fueron los únicos, según dijo Bonilla. Lo cierto es que, en la actualidad, Colombia tiene un crédito con el FMI que fue pactado a muy corto plazo, en 8 cuotas, una de las cuales ya se pagó y la segunda tendrá que amortizarse en unos meses (junio).

En ese contexto, el ministro de las finanzas argumentó que, tal como lo dijo el presidente, el país necesita una reactivación, lo que se hace con inversión, no con deuda. Y si se honra el compromiso como está no habrá forma de invertir, ya que se requiere conseguir 125 billones de pesos para el servicio de la deuda.

Congreso Asofondos 2024 en la ciudad de Cartagena.

El dilema del endeudamiento tomado con crédito flexible

Según Bonilla, “no se trata de poner el espejo retrovisor”, pero no se puede olvidar el golpetazo de la pandemia: “nos llevó a una recesión del -7 % del PIB”. La salida de ahí, de manera posterior, implicó una recuperación muy rápida del crecimiento de la economía, lo que, a su juicio, “fue un milagro económico”, pero se hizo “al debe y hoy estamos pagando las consecuencias. El país quedó fuertemente endeudado, además, con deudas que no son consideradas como tal”, reiteró.

El escenario de deuda que ahora preocupa al Gobierno y que puso en alerta a exministros de Hacienda y otros expertos, por la salida que fue anunciada: renegociación del crédito del FMI, fue explicado por Bonilla con detalle de cifras. “En la deuda externa, el país tiene un cupo de 70.000 millones de dólares, con un cupo flexible. En la medida en que el país se endeuda, el cupo se va cerrando y cuando paga el cupo se va abriendo”.

El endeudamiento que tomó el Estado durante la pandemia estuvo rodeado de decretos, con los cuales se tomaron créditos por fuera del cupo, que no se pasaron las decisiones por la comisión interparlamentaria de créditos, argumentó Bonilla.

En consecuencia, las deudas se tomaron a corto plazo, con vencimientos en 2024 y 2025. “El crecimiento al debe lo estamos pagando hoy”, enfatizó Bonilla.

Congreso Asofondos 2024 en la ciudad de Cartagena.

Al decir de Bonilla, son varias las deudas que se han tenido que asumir, algunas de ellas con el Presupuesto, como el déficit del FEPC (Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles), que llegó a 37 billones de pesos, una parte de la cual la pagó el gobierno anterior y otra, este. El tema se empezó a asumir, con el incremento del precio en la gasolina, pero ahora hay que pagar lo de atrás, sostuvo.

Bonilla habló además de otras deudas históricas. Dijo que en 2023 se pagaron de la deuda externa 85 billones de pesos y este año se prevé asumir 96 billones (entre interna y externa). El tema es que en lo externo, están vencimientos de corto plazo con el FMI. “El presidente me pidió que concertara una cita con Kristalina Georgieva, directora del fondo, para mirar alternativas de qué tanto podemos reorganizar el perfil de vencimientos de la deuda”, lo que llevaría a tener liquidez para la inversión pública.