Alzheimer: ¿Por qué meterse los dedos en la nariz aumenta el riesgo de padecer la enfermedad?

El acto de hurgarse la nariz podría tener consecuencias sorprendentes en la salud cerebral, según un reciente estudio de la Universidad Western Sydney, Australia.

La investigación publicada en la revista Biomolecules, advirtió por la existencia de una conexión entre este hábito y el desarrollo del Alzheimer, la enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones en todo el mundo.

La pesquisa examinó décadas de documentación. Aunque aún no se comprende completamente el origen del trastorno, se identificó dos características en los cerebros de quienes lo padecen: la acumulación de péptido beta amiloide, que forma placas, y la presencia de proteína tau hiperfosforilada, que crea ovillos neurofibrilares. Estas anomalías desencadenan procesos que contribuyen al deterioro.

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Inflamación cerebral: una pieza clave en el rompecabezas del Alzheimer

La inflamación cerebral, parte de la respuesta inmunitaria natural, parece desempeñar un papel crucial en el desarrollo del Alzheimer. Se observo que la microglía, célula protectora del órgano, mostró una mayor actividad en la presencia de péptidos amiloides, lo que contribuyó a la acumulación de proteínas.

El estudio señaló que existe un ciclo de inflamación y acumulación de proteínas que probablemente contribuye a la progresión del Alzheimer. Además, este estadio se vinculó con la formación de ovillos tau, lo que sugirió múltiples vías involucradas en la progresión de la enfermedad neurodegenerativa.

¿Por qué no hay que hurgarse la nariz?

Los patógenos que ingresan por la nariz pueden desencadenar una respuesta inflamatoria en el cerebro, según la evidencia disponible. Estos agentes infecciosos incluyen bacterias, hongos y virus.

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De esta forma, se da rienda de acceso al sistema central a través de diversas vías, como el torrente sanguíneo, traumatismos craneoencefálicos o infecciones en cavidades cercanas como la boca, los oídos y las fosas nasales.

Investigadores identificaron varios patógenos que parecen estar presentes constantemente en los cerebros de pacientes con Alzheimer, incluyendo bacterias como Chlamydia pneumoniae y Estafilococo aureus, el hongo Candida albicans, el virus del herpes simple HSV1 y el parásito Toxoplasma gondii.

Estos suelen causar infecciones en tejidos cercanos, como el epitelio nasal o las encías.

¿Por qué la nariz puede ser la puerta de entrada?

El sistema olfativo representa una vía de acceso directa al cerebro para estos patógenos. Estudios recientes revelaron que la conexión entre las neuronas y el sentido del olfato es más significativa de lo que se pensaba.

El informe de Biomolecules sugiere que el sistema olfativo proporciona una ruta anatómica directa, evitando las barreras naturales del mismo.

En esta línea, los investigadores señalaron que la barrera hematoencefálica en el bulbo olfatorio es menos robusta que en otras regiones cerebrales, lo que la hace más susceptible a la infiltración de patógenos.

Esta vulnerabilidad podría explicar entonces cómo los agentes infecciosos pueden ingresar al cerebro a través del sistema olfativo y contribuir a la inflamación y deterioro asociados con enfermedades como el Alzheimer.