Seis consejos rápidos para evitar que la alergia te pille conduciendo

Casi sin darnos cuenta, ya estamos en plena primavera. El frío del invierno que hemos dejado atrás cede su espacio a un clima más benévolo (aunque no nos libremos del todo de la lluvia) y a la aparición de millones de nuevas plantas y flores. Algo muy bonito para la vista, pero no tanto para quienes sufren algún tipo de alergia que afecte a sus ojos o su sistema respiratorio.

Si los episodios de estornudos, rinitis y picor ocular ya son molestos de por sí en casa, en el trabajo o caminando por la calle, al volante de nuestro coche se convierten en distracciones que pueden ponernos en serio peligro. No en vano, según recuerdan desde la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automoción (AMDA), a una velocidad de 90 km/h, sólo con pasar cinco segundos estornudando recorreremos más de 125 metros sin prestar atención a la carretera. Una distancia en la cual puede suceder de todo.

Por ello, ahora que el polen comienza a inundar la atmósfera que respiramos, compartimos contigo 6 consejos que deberían ayudarte a evitar, o al menos minimizar, tus episodios de alergia mientras conduces. Si es tu caso, toma nota.

Cómo evitar la alergia al volante

El primer consejo, quizá el más elemental, es revisar el estado de todos los filtros que equipe nuestro coche relacionados con el habitáculo y el sistema de ventilación, bien sea aire acondicionado o climatizador automático.

Consejos Alergia Conducción

Si estos filtros están en orden, a buen seguro retendrán la mayoría de partículas que suelen provocar los síntomas de la alergia (bacterias, hongos, esporas, polvo industrial, químicos abrasivos, hollín, gases), con lo que podremos conducir más tranquilos y seguros. Según remarcan los expertos de AMDA, en un solo metro cúbico de aire pueden refugiarse de 10 a 80 millones de estos alérgenos.

En segundo lugar, ya que hemos conseguido convertir el habitáculo del coche en un espacio seguro frente a los alérgenos, lo esencial es impedir que puedan entrar en él por otras vías. Para conseguirlo, debemos mantener en todo momento las ventanillas cerradas, ya que de lo contrario el polvo y el polen del exterior se introducirán en el habitáculo sin impedimentos. Del mismo modo, si contamos con unas gafas de sol adecuadas para conducir, al utilizarlas añadiremos un escudo extra de protección para los ojos.

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Si un coche limpio alegra el espíritu en cualquier época del año, en primavera es también una protección contra los alérgenos. Limpiar el vehículo con más frecuencia es una garantía de que el polen, las micropartículas, los ácaros y el pelo de los animales que se van adhiriendo a la chapa o la tapicería no conseguirán agravar los síntomas de la alergia.

La información es poder, y en la actualidad es posible consultar online, de manera completamente gratuita, los niveles de calidad del aire, también en lo referido al polen. Webs como ésta de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) permiten consultar los niveles de polen en el aire para la zona de España en la que vamos a circular. Si son demasiado elevados, quizá convenga dejar ese desplazamiento para otra ocasión.

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Una gran mayoría de personas alérgicas recurre a la automedicación con pastillas, jarabes, pomadas y otros medios medicinales de los cuales ya conocen su eficacia para controlar sus síntomas. Sin embargo, muchos de estos medicamentos tienen contraindicaciones para conducir o realizar otras actividades de riesgo ya que pueden empeorar nuestras capacidades al volante, por ejemplo, induciendo a la somnolencia. Por ello, antes de tomarlos conviene leer el prospecto del medicamento o consultar esta circunstancia con el médico.

Por último, y relacionado con el consejo anterior, si tomamos medicamentos para controlar nuestros brotes alérgicos, no debemos ingerir ni una sola gota de alcohol si vamos después a conducir, ya que puede mezclarse en nuestro organismo con la medicación y producir efectos tan inesperados como indeseados, desde un sueño imposible de vencer hasta problemas de visión, de atención o un aumento exagerado de nuestro tiempo de reacción ante los imprevistos.