La segunda colección de Mango Designed by Boglioli es lo único que necesitas para ir bien vestido todo el verano a todas partes

Decía el poeta Antonio Machado, parafraseando el dicho popular, que las cosas siempre salen mejor despacito y con buena letra, que el hacerlas bien importa más que el hacerlas; y más de un siglo después, sigue aplicando. Para muestra, Mango Designed by Boglioli.

Hace apenas unos meses, la marca española y la casa italiana unían fuerzas para lanzar su primera colección conjunta. Lejos de la megalomanía que rodea a estos acontecimientos, se concentraron en confeccionar una pequeña cápsula de ocho americanas perfectamente cortadas. “Decidimos enfocarnos en nuestro fuerte, que es el tailoring, y tener un mensaje muy claro. Ahora, con la segunda, traemos el total look”, confiesa Francesco Russo, CEO de Boglioli. Tras el éxito de aquella primera toma de contacto, llega a las tiendas el siguiente drop de esta colaboración. El resultado es “un armario masculino en el que se fusionan la tradición de elegancia y sastrería de Boglioli con los valores mediterráneos de Mango”, tal y como define Roberto Pastore, director creativo de Mango Man.

Si en aquellos inicios decidieron fijarse en un producto clave –las americanas de Boglioli– para conocerse bien, hoy, con el trabajo ya hecho, despliegan una amplia colección que, en lugar de quedarse en la anécdota, se amplía hasta dividirse en dos partes: “Una más enfocada a eventos de verano, en la que predominan los tejidos cualitativos en tonos azules oscuros y traídos de las mejores casas italianas; y otra centrada en la parte más desenfadada de las noches de verano, con colores más alegres –crudos, vainillas, rosas– y tejidos con mucha más textura”, desgrana Pastore.

En los últimos años, ambas marcas han vivido un momento de gloria. Por un lado, Mango Man ha terminado de asentar la estética contemporánea que define su estilo al elevar el diseño y calidades de su producto. Por otro, Boglioli ha reposicionado su negocio de manufactura de americanas de lujo y lo ha ampliado hasta ofrecer una colección completa. Dos caminos con diferente punto de partida pero que parecen haberse encontrado en una misma encrucijada: “Vestir bien al hombre actual”, según resume Pastore. Algo que Russo corrobora y añade: “Hacer colaboraciones por hacerlas no tiene sentido, tiene que haber un significado importante, y en este caso había muchos puntos en común”, y aquí el entendimiento ha sido clave para alcanzar este fin.

“En términos de negocio, hay dos cosas muy interesantes que nos ha aportado esta colaboración. La primera, empezar a dialogar con un cliente más joven que el que solemos tener y que todavía no conocía la Boglioli. La segunda, nos ha permitido mostrar que Boglioli no es solo americanas, que son un producto excelente, sino mucho más. Esto no habría sido posible sin la buena conexión entre ambas marcas. Mango es una empresa de gente joven, dinámica, que les gusta hacer las cosas bien y que toman decisiones de forma rápida, y eso es algo que hemos aprendido de ellos. En el mundo del lujo todo es más calmado, y a veces necesitamos lanzarnos un poco más”. En el caso de Mango Man, esta bidireccional se ha traducido en una propuesta que “nos ha permitido trabajar muchísimo más toda la parte de sastrería de manera más cualitativa, y todo ello es un bagaje que nos llevamos todos”. Las cosas bien hechas bien parecen. Y para muestra, un botón, esta vez por partida doble.