La ambiciosa apuesta industrial de Arabia Saudí que va más allá del petróleo (y del fútbol)

Al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, pareciera que no le basta con que su país sea de los más ricos gracias al petróleo. Quiere más. Por ello, está decidido en invertir en deporte, con la creación de un mundial de fútbol, pero también en la fabricación de automóviles en el reino desértico, una apuesta industrial que los expertos temen que no sea “viable” a largo plazo.

Mohammed bin Salman está convencido en modernizar Arabia Saudí y diversificar su economía. En su lucha por hacer crecer su país de manera exponencial, el hito de ganar la sede de la Copa Mundial de la FIFA en 2034 no le es suficiente. Tampoco el relacionado al petróleo. Por eso, ahora quiere incursionar la industria automotriz.

“Bin Salman, de 38 años, aspira a remodelar el reino árabe durante los próximos cien años, y uno de sus planes ‘Visión 2030’ incluye la creación de su propia industria automovilística nacional”, destaca una reciente publicación de Fortune.

El dinero es solo el “billete de entrada” en el negocio

Una apuesta que para los expertos del mercado automotriz puede ser un desafío extremadamente “difícil” por la dimensión de logística y la inestabilidad política de la región. “El dinero es sin duda un billete de entrada a Arabia Saudí, pero será extremadamente difícil levarlo a cabo”, afirmó al medio económico Stefan Bratzel, fundador y director ejecutivo del Centro de Gestión Automotriz de Alemania.

“La fabricación de automóviles es una de las tareas industriales más complejas y las plantas de vehículos por sí solas no son suficientes. Los fabricantes de automóviles necesitan cadenas de suministro resilientes y aquí factores como la inestabilidad política en la región pueden superar las ventajas”, agregó el experto.

El auge automotriz saudí

En este contexto, el año pasado se vendieron más automóviles de pasajeros en Arabia Saudí que en otras economías como México y Sudáfrica, ambos países con “prósperas industrias automotrices locales”, según la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos Motorizados (OICA).

Más importante aún, el poder adquisitivo que hay en Arabia Saudí es mucho mayor, por lo que la proporción de vehículos ‘premium’ y de lujo que se venden al por menor a 80.000 dólares o más probablemente esté muy por encima del “promedio mundial del 2% para las ventas anuales de automóviles nuevos”, destaca Fortune.

“No hay que olvidar que Arabia Saudí levantó recientemente la prohibición de que las mujeres conduzcan, lo que aumentó el mercado total al que se puede dirigir en 2 millones de consumidores”, argumentó al medio Andreas Schlosser, socio y líder global de automoción de la consultora Arthur D. Little. Es ambicioso, pero la consultora de la industria cree que el mercado podría incluso duplicar su tamaño a 1 millón de vehículos para fines de la década desde los 519.000 vendidos en 2022.

Tal vez por eso, Marco Tronchetti Provera, vicepresidente ejecutivo del productor de neumáticos Pirelli, lo calificó como “uno de los mercados más prometedores de la actualidad”.

Diversificar de la economía y fabricación de coches

Un dato importante a considerar es que, del medio millón de autos vendidos en el reino árabe el año pasado, precisamente ninguno se fabricó allí, según muestran los datos de OICA. Ahora quieren pasar de cero a más de 300.000 coches anuales en un sector que ya sufre un “exceso de capacidad global”.

“Todavía no es una industria nacional con un impulso real detrás, suponiendo que puedan llegar a ese objetivo de volumen”, dijo al medio Justin Cox, director de pronósticos de producción automotriz global de la firma de investigación GlobalData.”Comenzar con una hoja de papel en blanco, sin nada en el suelo, parece ser un desafío enorme”, agregó Cox.

La ambiciosa apuesta industrial de Arabia Saudí que va más allá del petróleo (y del fútbol)

Mientras la industria automotriz estaba ocupada expandiendo su huella de producción en todo el mundo en las últimas décadas, Arabia Saudí no había aspirado a ser una economía convencional en el sentido occidental y tampoco priorizó la diversificación de su economía, como la que podría haberle ofrecido una temprana incursión en la fabricación de coches.