Independiente sigue sin rumbo, decepcionó y se retiró silbado
La historia se repite para el hincha de Independiente. El entusiasmo ya se mide en minutos. Anoche fueron 7, los que necesitó Talleres para convertir el primer gol. Y a pesar de que el empate llegó rápido, la ilusión volvió a ser efímera. El 3-1, que los cordobeses cerraron con un golazo desde la mitad de la cancha, marcó un capítulo más de este equipo que protagoniza una serie de terror.
La evidencia de que Independiente es un equipo insulso, sin profundidad ni llegadas con claridad, fue el gol que convirtió. Spoiler: fue en contra. Un centro de Ávalos sin demasiado riesgo fue desviado por el defensor Matías Catalán, que puso la pelota contra el palo de Guido Herrera. Una definición involuntaria pero con una precisión que quedó muy lejos de la que podrían generar cualquier delantero de Independiente.
Con el 2-1 en contra el Rojo intentó una reacción, empujado por unas tribunas que empezaban a demostrar cierto fastidio. Pero el equipo de Tevez es tosco, no tiene ideas ni claridad. Nada podía salir bien. Y no salió: en la última del partido, con todo el Rojo volcado a la ofensiva, Sosa se dio el gusto de terminar una contra con un golazo de la mitad de la cancha que Rey no logró despejar.
Lo que sigue es incierto. Tevez se fue del estadio sin presentarse en la habitual conferencia de prensa, mientras los hinchas se juntaban en el hall de la platea oficial para insultar a cada uno de los que pasaban. La ilusión no duró ni una fecha.