Los momentazos de Eurovisión 2024: noche de pitos, pililas, tangas y posesiones infernales
El representante de Finlandia y su sorprendente tanga.
Eurovisión no es Eurovisión sin la ristra de memes, momentazos, anécdotas, titulares y situaciones que solo pueden ocurrir en este festival.
No, Eurovisión 2024 no ha sido un Eurovisión normal. De hecho, ha sido tan sumamente anormal que esta edición va a pasar a la historia por ser la polémica jamás vivida. Llegarán otras, seguro, pero de momento Eurovisión 2024 se lleva la palma.
Ahora bien, A Dios gracias o, más bien, a la música gracias, durante la emisión de la gran final de Eurovisión no se cumplieron los malos augurios que horas antes hablaban de un túnel muy negro sin ningún atisbo de luz. Los representantes que participaron -fueron finalmente 26, pese a la expulsión de Países Bajos por un "incidente" que sigue investigando la Policía sueca- lo dieron todo para que Eurovisión fuera Eurovisión y no la edición politizada en que la participación de Israel y la decisión de la UER de permitirlo la convirtieron los días y las horas previas a la final.
Por tanto, Eurovisión 2024 volvió a ser la Eurovisión del disfrute, de los twelve points, de los zero points que se llevó Reino Unido del televoto -pobrecitos míos-, de las actuaciones que llevaron al éxtasis al público -como la de Nebulossa, eso sí, nos fuimos con 30 puntos, otros pobrecitos, también-, de las puestas en escena que impactan, sorprenden y hasta asustan. En definitiva, Eurovisión volvió a regalar grandes momentazos y, por supuesto, una ristra de memes. Lo de X (Twitter) con Eurovisión da para escribir un libro.
Así que, aunque ha sido también la edición con menos anécdotas, Eurovisión 2024 ha dejado unas cuantas, empezando por Finlandia, siguiendo por Irlanda y acabando por... este es el cuento de nunca acabar.
Lo de salir de un huevo, con un tanga color carne, haciendo malabares para que las normas de Eurovisión no le vetase y dejando a la imaginación una pilila, o no, solo lo podía hacer Finlandia. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Windows95man fueron los representantes finlandeses que pusieron el toque de humor, que pusieron la fiesta, que pusieron el toque picante, el toque erótico festivo a Eurovisión. La diversión también forma parte del festival y actuaciones como la de Windows95man se agradecen y más cuando la angustia se había apoderado este año de Eurovisión.
No fueron los únicos -que para eso estamos en Eurovisión-. ¿Cuántos momentos rave se pudieron vivir anoche? Solo con la actuación de Austria ya parecía que llevábamos tres días de festival sin parar de bailar. La canción de la austriaca fue como esa canción que te pones una mañana al llegar a casa tras una noche de fiesssshhhhhta -que diría Pocholo- mientras te calientas unos espaguétis resecos en el microondas. No fue la única. También los estonios 5MIINUST x Puuluup -nombre impronunciable-, sobre los que muchos se preguntaban cómo era posible que estuvieran en la final, pero que luego a la hora de la verdad la han liado parda pardísima con sus botes en el escenario y su -a ver quién cosigue leerlo y ya no te digo decirlo- (nendest) narkootikumidest ei tea me (küll) midagi.
Pero por mucho que los representantes y que las ganas de los eurofans por devolver al festival su esencia, la participación de Israel era inevitable que trajera sus polémicas y sus momentazos durante las actuaciones de la gran final de Eurovisión. Y claro que las trajo, a borbotones. Borbotones de pitos, de abucheos cada vez que aparecía Eden Golan, cada vez que algún país le daba algún punto en las votaciones y, por supuesto, cuando apareció sobre el escenario el responsable de la UER, Martin Ostherdahl. Israel se llevó unas buenas pitadas, pero lo de Ostherdahl fue para irse a casa, meterse en a cama y no despertar hasta dentro de una semana.
Los que sí despertaron al Malmö Arena fueron Nebulossa y su Zorra. Los representantes españoles no salieron bien parados de las votaciones, unos tristes, tristísimos 30 puntos. No fue justo ni en concordancia con lo que se vio durante su actuación, pero, mira, la delegación española y RTVE lo dijo hasta cansarse no había expectativas ni intención de ganar nada, Zorra era para crear un impacto que, sin duda, ha provocado. Ninguna de las canciones de la gran final de Eurovisión consiguió hacer lo que hizo Zorra. Todo el Malmö Arena cantando, todo el Malmö Arena zorreando. Porque zorrear solo zorreó España.
Otros, como Irlanda, prefirieron acojonar al personal. La actuación de Bambie Thug era como volver a tener 12 años y sentarte por primera vez a ver Posesión infernal. Ahora, era tan particular, tan especial, tan satánica y tan irreverente que fue imposible que los eurofans no la adoraran. Normal que haya sido una de las protagonistas de los memes. Eurovisión es eso también.
Y del satanismo y el cabrear a una buena cantidad de curas, como dijo la artista irlandesa, al vozarrón de Slimane, el cantante francés. Por favor, lo que hizo sobre el escenario pone la piel de gallina. Alejado del micro, sin más sonido y altavoz que su voz y se escuchó unos versos de su Mon Amour como si estuviera en un concierto de heavy metal en el Wizink Center.
¿Qué serÃÂa de Eurovisión sin estos momentazos? Pues lo mismo que sin sus polémicas. Eurovisión es y seguirá siendo un festival que va mucho más allá de la música, lo quieran vender como lo quieran vender.
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