Crítica de ‘Noche de Paz’. Una venganza navideña y visceral marca el regreso del mejor John Woo

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Navidad, Navidad, dulce Navidad, la época de luces y colores, de regalos y familia. Un momento idílico para niños y padres, la ilusión que nunca se desvanece… hasta que lo hace de la peor forma posible. Es entonces cuando la luz se torna oscuridad, cuando la tristeza y el odio sustituyen a la alegría y al amor, cuando la venganza devora a la víctima y a uno mismo. ‘Noche de Paz’, la nueva película de John Woo, baila al son del villancico y se recrea en una danza macabra de acción trepidante.

Godlock (Joel Kinnaman) es un padre feliz. Junto a su mujer Saya (Catalina Sandino Moreno), se dispone a vivir una mañana mágica de Navidad. Se encuentra jugando con su hijo cuando escucha el aterrador sonido de un tiroteo, cada vez más cerca, cada vez más cerca. Uno de esos disparos mata al niño al instante, lo que sume a la familia en la desesperación. El padre los persigue, pero termina con el filo de un cuchillo clavado en el cuello; la sangre mana a borbotones y el hombre pierde el conocimiento. Al borde de la muerte, el afligido progenitor despierta sin voz, hundido en la depresión más profunda. Nada volverá a ser como antes. Nadie devolverá la vida a su hijo. El mundo se tambalea a su alrededor, tanto como su cuerpo, víctima del llanto y de las consecuencias del abuso del alcohol. Pero un buen día, decide tirar las botellas a la basura y planear la amarga venganza.

La venganza se sirve fría: matarlos a todos

La película usa el silencio como elemento narrativo, si bien el protagonista no tiene que decir nada para saber cómo se siente en cada momento, en parte gracias a la acertada interpretación de Kinnaman. La música y los diálogos del resto de personajes contribuyen a recrear la atmósfera, entre la frialdad, la crueldad y la tristeza de los protagonistas.

Tras abandonar el sopor etílico, Godlock se somete a un férreo plan de entrenamiento: ejercicio físico, técnicas de lucha cuerpo a cuerpo, a cuchillo y con armas, así como el dominio de la conducción más temeraria. Con todos estos elementos sobre la mesa, John Woo hace lo que mejor sabe hacer: una película de acción más que solvente, con sus planos característicos, cámaras lentas y sus vuelos de balazos y de golpes aquí y allá. La preparación del protagonista dirige el guion hacia un colofón visceral de muertes, explosiones y trampas. ¿El objetivo? Matarlos a todos antes del 25 de diciembre.

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‘Noche de Paz’, que se estrena el próximo 1 de diciembre solo en cines, proporciona casi dos horas de diversión agónica. Es una película disfrutona y dramática, aunque a veces algo excesiva y cursi, entretenida de principio a fin y muy satisfactoria para el seguidor del cine de acción. Noche de paz, noche de amor; noche de horror, noche de odio…